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8/05/2011

CUANDO EL AMOR NO ES SOLO DE DOS


Soy Martha, madre de tres, hermana de seis, hija de Pedro y de Margot; ex esposa de Mario, remplazada por Paola de treinta a mis cuarenta y seis años.

Luego de mi detallada y muy elocuente autobiografía, les contare como empezó, empeoro y termino mi matrimonio de veintiséis años; de ante mano espero sea de su agrado:

Mi matrimonio que cuidé, mantuve en las buenas y las malas, en la salud y en la enfermedad; en la pobreza y en la riqueza; perdón, cual riqueza y si la hubo no la vi.

Me sentía, haciendo una buena labor, al proteger mi hogar, de mi matrimonio y por supuesto criar y cuidar de mis hijos (Hugo, Paco y Luis), mentiras, esos son los sobrinos del pato Donald, pero así los nombro por cariño, a mis tres paticos; Santiago tiene veinticuatro años trabaja y estudia en las noches ingeniería industrial; Ricardo dieciocho años y este año se gradúa de 11; por ultimo y no menos importante esta David de catorce años cursa 8ª grado, los tres llenos de salud, de inteligencia y de ganas de luchar por un futuro; futuro que en este país es esquivo y difícil de concretar, para unos muchachos, estrato tres.

Hasta aquí todo bien, no les parece regio, pero no, la vida no es color de rosa. La vida te corre la silla cuando menos lo esperas.

Una mañana como de costumbre, luego de marcharse Mario a la oficina, tomé su camisa y su pantalón para ponerlos a lavar, al revisar los bolsillos del pantalón, oh… sorpresa, me encontré de frente con la pesadilla de toda esposa, si, una cartica dobladita en cuatro, firmada con labial rojo pasión; las piernas me temblaban, mi mente se traslado a un árido desierto, donde solo me encontraba yo con mis tan ocultos temores, (esos temores que te acaban la vida, la felicidad, el matrimonio, la paz, la sensatez, la cordura, la compostura, la belleza, y no sigo con la lista de las cosas con las que acabaría esos tan corrosivos temores por que no la terminaría); y mucha arena para hundir mi cabeza (como lo hacen las avestruces al sentirse aterrorizadas); el borde de la cama me sostuvo, y mis temblorosas manos, se resistían a desdoblar el perfumado papel.

Mi vida sin ti, ya no tiene sentido, estoy enamorada del hombre mas sincero que he conocido, estoy convencida que tu borrarás las heridas del pasado. Paola

Me fue necesario, leerlo mas de dos veces, para entender, que realmente se trataba del mismo Mario, si, que era a Mario, mi esposo a quien iba dirigida aquella esquela, comprobaba una y otra vez, que era a Mario, al Mario que amaba, y al mismo Mario, con el que pensaba envejecer cuando mis hijos ya no estuvieran en la casa.

Es increíble. Esta mujer esta convencida de que el villano de este cuento, es el hombre mas sincero que ha conocido en su vida, ¿que clase de vida lleva esta mujer, por Dios?

Tome la decisión de guardar silencio por un tiempo, por lo menos hasta que las cosas estuvieran del todo claras, hasta que descubriera quien era Paola y por que le enviaba cartas a mi esposo y no seguiría matándome a punta de suposiciones y conjeturas ponzoñosas. Lo que si necesite fue un poco de consolación y relajación, y lo encontré en un trago de la única botella que encontré en el estante del comedor, sin experiencia en el alcohol, da igual que te tomes, si me calmaba los nervios, eso era mas que suficiente para mi y bienvenido seas trago embriagador.

Al cuerno con mi abstinencia, decidí después del primer trago y ya con la fuerza que me había dado el licor; releí la carta, con un poco mas de “cabeza fría”, creo que me excedí cuando olí el papel: ¿Morbo? y luego también olí la camisa que llevaba Mario el día anterior, quizás así encontraba una prueba que me confirmara lo que ya estaba descubierto.

Ya se, fui una tonta, pero en medio de mi desorientada calamidad me valía de lo mas obvio. Y si, efectivamente, la camisa como el papel tenía el mismo aroma, floral-frutal de zorrilla de la pradera, a loba en celo.

Cerré los ojos y me encontré caminando rumbo al altar, con el pesar de dejar llorando a mi padre, para tomar la mano de Mario y mirar al crucificado Jesús, (hasta hoy creo, que algo nos quería decir, son solo conjeturas de mujer despechada, no me hagan caso) pero estaba tan dichosa en ese momento, vestida de blanco y con la inocencia a flor de piel; pensando que las cosas podían solucionarse con tan solo una sonrisa de Mario, con una mirada de sus ojos miel, con una caricia rodando a lo largo de mi sonrojado rostro. Preciso decir, que el alcohol, acabo por dejarme anestesiada en el sofá de la sala y me ha tirado a lo mas hondo de mis recuerdos, me ha trasladado en tiempo y lugar, cuando el narcótico amor de Mario me causaba el mismo efecto del alcohol.

Al abrir, mis pesados ojos y tratando de focalizar un objeto en especifico, me encontré con el retrato que decora la mesa el rincón de la sala: sobre la mesa se encuentra un porta retrato dorado; esta foto me recuerda que han pasado 25 años, que fueron como un abrir y cerrar de ojos, entre mis recientes recuerdos y en la foto que observo, donde estamos los dos: Mario y yo, luciendo una gran sonrisa, sonrisa que causa la satisfacción del deber cumplido: veo en la fotografía como Mario rodea mi cuello con su brazo derecho y deja posar su cabeza sobre mi hombro en un fuerte abrazo; de paso, muestra su nuevo reloj; con mi mano derecha entrelazo su mano, con un reloj un poco mas pequeño pero idéntico al de él, justo en el centro de mi pecho, de mi corazón refulgente de gozo.

Esos relojes, tienen un significado invaluable, esos relojes idénticos hechos en plata, marcados con nuestros nombres en el reverso con la dedicatoria que dice “gracias por estos 25 años de triunfos”, estos relojes fueron el regalo de nuestros tres hijos; ellos ahorraron por más de dos años, para poder obsequiárnoslos ese día. El día de nuestras bodas de plata: esa mañana, los tres, se levantaron a las seis a.m, sin que nadie los llamara y con pasos suaves para disimular el ruido, se metieron en la cocina, se dieron a la tarea de exprimir naranjas, tostar el pan y tajar fruta; a las siete a.m irrumpieron en el cuarto con una bandeja decorada con una flor amarrilla y mas de cuatro preparaciones que pudimos disfrutar con Mario, entre llanto y risa, mientras éramos examinados por nuestros hijos invasores de cama con ojos centellantes de felicidad.

A las ocho y treinta a.m, Mario y yo, posábamos para ellos, en una improvisada sesión de fotos, y de todas aquellas fotos, esta en particular es la que mejor narraba sin palabras, la incalculable felicidad de la que Mario y yo fuimos victimas ese día, por un trió de romanticones empedernidos.

Ahora se podrán imaginar la importancia de esta fotografía en mi vida, todo lo que representa, y por que ocupa un destacado lugar en nuestra casa. Es algo así como, el símbolo perenne de un matrimonio que camina por la cuerda floja.

En la fotografía, también me doy cuenta, que ya no somos los mismos de la reciente evocación de nuestra boda veintiseis años atrás, noto menos brillo en la mirada y en la sonrisa de Mario, unos cuantos Kilitos de mas rodeando su cuerpo, unas cuantas canas y una que otra arruga y con todos estos mas y menos recién encontrados en Mario; con todos los posibles estragos que el tiempo ha causado en el, me doy cuenta que sigue siendo para mi gusto, el único hombre que me mueve el piso. Ese hombre que contemplo abrazándome en la foto, el padre de mis hijos, el esposo amoroso todo terreno, al que le jure un montón de cosas frente al altar; lo seguía amando, con un amor mas tranquilo, mas de tibieza que de ardor, lo seguía amando con el amor que coseche por 26 años y de pronto la sequia que se avecinaba me lo arrebataría.

Las bachatas de Juan Luis y la melancolía de Alberto Plazas con su estrofa: si ya no me quieres, no me lo digas, no me quites la ilusión, déjame que sueñe todavía, que me quieres que me extrañas y que me recuerdas cada día, me hicieron llorar, me hicieron recordar momentos felices y no tan felices al lado de Mario y de mis hijos. Me ajustaron a la realidad, a esa realidad que debía enfrentar, dejando mi corazón y mis sentimientos al azar, en un juego de tres, un juego que ya había iniciado y en el cual ya estaba incluida, no habían consultado conmigo para tomar parte de él, y aun así contaban con mi presencia, jugando con unas reglas que desconocía por completo, con cartas marcadas por Mario y sin empezar a jugar ya me sentía derrotada.

Que difícil me es actuar, sin sobreactuarme: ¿como puedo creer que mis hijos que no tienen un pelo de tontos, me crean el cuento de que no me pasa nada?

El primero que se da cuenta de mis disputas internas es Ricardo, que no me quita los ojos de encima, mientras come su improvisado almuerzo y sin preguntarme nada, me ha escaneado el alma con sus profundos ojos negros que sin parpadear me aprueba que lo sabe todo, ¿es que soy así de obvia, que las verdades se escapan de mi; tan solo con una mirada lo digo todo?

No soy tan fuerte para contestar ninguna pregunta de alguno de mis hijos, ni siquiera de mantenerles la mirada cuando me hablan; que será de mi cuando Mario llegue del trabajo y al mirarlo, tal vez mi rostro luzca como el de (el muñeco Chucky): con una expresión de risa diabólica y tal vez me conduzcan rápidamente a urgencias por que crean que se me esta torciendo la cara a causa de algún embolia. No, mejor me hago la dormida y les digo que me duele la cabeza,… ¡por lo visto, voy a tener dolor de cabeza por un buen tiempo!, es el dolor de cabeza o la cara de Chuky.

La noche fue larga y tortuosa, llore en silencio abrazada a la almohada; silencio y mas silencio, cuando en realidad, quisiera escuchar lo que tiene que decir Mario y acabar con esta tortura que me hace pensar en cosas retorcidas, en cosas que no sabia que estaban dentro de mi. (Tenia tantas ganas de despertarlo a cachetadas, apercollarlo, sacudirlo y gritarle: que me dijera quien era la tal Paola que le escribe cartas perfumadas; y por que no, sacarle los ojos de un puño; solo el imaginar lo des estresante que podría ser enfrentar a Mario en ese mismo instante y poder liberar la adrenalina acumulada durante el día mas frio, mas largo y amargo de mi vida matrimonial.

Pero un momento, ¿y si lo niega todo?, ¿y si me cree loca? (me interna en un hospital siquiátrico y así les arreglo la situación a Mario y a la tal Paola, quitándome del medio de la manera mas fácil para ellos). Cordura donde estas, no me abandones ven a mi auxilio. Me muerdo la lengua para controlar la explosión de palabras que por poco se deciden a salir solas.

Calma Martha, calma, ya va a pasar, algún día vas a estar mejor, te reirás a carcajadas al acordarte de todo esto, algún día esta noche formara parte del libro de tus anécdotas, será una anécdota de mal gusto pero anécdota al fin y al cabo y al recordarla te reirás.

Ojeras y cansancio, fue todo lo que obtuve al final de la semana más tortuosa de mi vida. Ya no puedo mas con esto, yo sufro, mientras Mario la esta pasando de maravilla, lo noto mas rozagante que la semana anterior, (claro que a mi lado, cualquiera luciría excelente), lo observo todas las mañanas cuando desayuna y me doy cuenta de que aun conserva el anillo de matrimonio en su mano derecha; ya me imagino, cuando pone un pie fuera de la casa, se lo debe retirar y lo pone a descansar en uno de sus bolsillos o dentro de la billetera y cuando esta timbrando de vuelta a casa, lo devuelve al dedo para lucirlo frente a mi, (trucos que los hombres han utilizado de generación en generación y que siempre han funcionado; por que un hombre sin el anillo de matrimonio, esta libre ante los ojos de toda aquella mujer que por primera vez conoce de su vida).

Con un espíritu festivo se despide Mario hoy viernes de juerga: me dice con sus ojos lo que su corazón esconde, si en Mario estuviera la decisión, me lo contaría todo, ya me imagino nuestras conciencias entablando una conversación; el me diría, claro que con modales y terminología de macho cabrío que por supuesto yo no la voy a utilizar por respeto al publico: “mira Martica, hoy estoy de lo mas feliz y contento, por que veras Martica, tengo una cita con Paolita y no me cambio por nadie, quedamos de vernos a las seis, después de salir del trabajo, nos tomaremos unas copas y la llevare a cenar y mientras este cenando, le entregare este anillo, por supuesto Martica que es de oro con una esmeralda; con los regalos que ella me da es lo mínimo que le puedo ofrecer, ¿no te parece? Como te decía, y luego de la cena la llevare a un sitio que me recomendó Henry, ya sabes discreto pero con todas las de la ley, servicio de jacuzzi, barra libre ya te digo que quiero que lleguen las seis y así poder besarle esa boquita que tanto me gusta y poder oler su perfume, tu ya sabes cual es el que usa Paolita verdad que es exquisito, deberías seguir su ejemplo Martica y comprar ese mismo; otra cosita Martica, cuando regrese a la casa y no te digo la hora exacta; pero no será antes de las doce créeme, no me esperes despierta por que no te quiero incomodar, ¿no te parece muy considerado de mi parte? Estoy volviéndome loca de remate, o mas bien ¿es Mario el que me esta enloqueciendo?

También me imagino sus pláticas con Henry su amigazo del alma, el mismo compadre Henry el que todo lo sabe y el que todo le tapa, por que son cortados por la misma tijera, Dios los crea y ellos se juntan: Yo le digo una cosa compadre, de las piernas de Martha y de la cinturita de avispa que me enamore ya no queda nada compadre. Ahora es paolita con ese cuerpazo, quien me ha devuelto la vida, Paola hace que cada día tenga sentido y le cuento compadre que Paola me ha devuelto el buen genio.

Bueno, los hombre dirán, eso no es lo que pensamos los hombres, ¡vieja loca!, nosotros los hombres no involucramos sexo con galantería, no pensamos ni en flores ni en chocolates, ni serenatas, ni anillos; nosotros vamos a lo que vamos y punto, si les damos chocolates y flores es por que ustedes las mujeres, lo han incluido en el protocolo del amor y la galantería al que nos han sometido a obedecer por milenios. ( ya me imagino a la serpiente en el Edén aconsejando a Eva: Eva no se deje de Adan; mire Evita yo me he inventado la manera de joder a Adán, perdón de ayudarla a usted que es tan tonta, perdón tan buena: mire usted se hace la brava, lo mira con indiferencia, no le da ni la hora y cuando el le diga: mamita, que tengo que hacer para que no este tan bravita, ¡zas¡, usted le dice con voz indiferente y con un meneadito de caderas medio exótico, que él es poco detallista y que le gustaría que de vez en cuando el le llevara unas flores, unos chocolates un anillo; cosas difíciles, por ejemplo, ¿mamita, si ve esa manzana que el jefe les ha prohibido tocar?, cuando usted ya no encuentre mas cosas que pedirle en forma de desagravio, será esa manzana la que usted le pedirá que le traiga, si la quiere tanto como Adán dice quererla, téngalo por seguro que la complace poniendo la manzana en sus manos. A todas estas formas de romanticismo las llamaremos de ahora en adelante detalles y a su vez los hombres le llamaran cursilerías).

Serpiente degenerada: no le basto con dañar la paz en la que se encontraba la reducida humanidad de aquel entonces y de pasadita la tranquilidad del resto de la humanidad de aquel tiempo hasta el día de hoy y por los siglos de los siglos, hasta que no se que misil destruya a toda la humanidad; sino que también se invento el manual “protocolo del amor la galantería la conquista y la reconquista” escrito en hojas de parra y difundido de generación en generación por la sumisa Eva.

Efectivamente, esa noche del viernes, Mario, antes de las seis de la tarde me llamo para hacerme saber que no llegaría temprano: “Mija no me espere despierta, me invitaron a jugar billar los muchachos y no se a que hora llegue”, ¿no les había contado lo considerado que es Mario conmigo? ¿tan querido, no? Ya les digo que la imaginación de una mujer es cruel, la ataca sometiéndola a las más duras pruebas de resistencia. Esa noche después de la llamada piadosa de Mario; el apetito desapareció. Me imaginaba a la tal Paola ordenando del menú, de algún restaurante fino y no les digo el nombre por que no conozco ninguno: tráigame langosta acompañada de una ensalada cesar y vino blanco, mientras el mesero espera la orden de la mujer, Mario se embelesa con sus labios mientras ella vocaliza lan- gos- ta, vi-no frio; mientras en la oscuridad de mi cuarto, saboreo y siento en mi estomago una cueva de negros murciélagos revoleteando dentro de mi. El sueño se convirtió en un necrófilo y amargo amanecer, aunque no estuviese dormida las pesadillas se hicieron presentes, debutaron en mi mente rondando y llamando a las lágrimas para que le aplaudieran su puesta en escena.

Guiñapo de excrementó merodeador, así me sentía esa noche y el amanecer del sábado. Me pase la noche, de aquí para allá y de allá para acá, de la ventana de sala a la ventana de mi alcoba para comprobar que Mario aun no llegaba, (en algo debía emplear el tiempo que me asfixiaba): y así me llegaron las cuatro de la mañana, el amanecer del sábado a esa hora escuche la puerta como se abría con las llaves con mucho cuidado, “ya saben para no despertarnos”, y de nuevo Martica vuelve a la actuación de mujer normal, aquí no ha pasado nada límpiese esos lagrimones que la delatan y ya estuvo.

En la mañana del sábado, la incertidumbre y el miedo de quien sufre un perdurable guayabo involuntario me perseguía y se repite la rutina de los pantalones a lavar, los tomo en mis manos con temor, con el mismo temor que me producen los pantalones de Mario desde el día en que encontré la nota. Tomar en mis manos los pantalones del mal marido de mi marido: concéntrese Martha usted puede, hágalo, me fortalezco a mi misma, pero acuérdese que anoche Mario estuvo quien sabe a donde y haciendo quien sabe que cosas y quizás no quieras ver lo que trae esta vez para sorprenderte, en el interior de sus bolsillos; pero tu puedes Martha tu eres valiente, si me viera la cara que estaba haciendo en aquel momento, tal vez me hubiera parecido patética al igual que las cosas que me tengo que decir para hacer lo que tengo que hacer, es tan ridículo estar en esta situación. Hasta que al fin pude meter la mano en el bolsillo y aparte de toda la basura usual con la que me encuentro a diario, también estaba la factura de un bar: “La Puerta”, pago con tarjeta de crédito y me sorprende la cantidad de la cuenta, una cantidad de dinero considerable para un hombre que se queja hasta por el mas ínfimo centavo en las cuentas del mercado.

Las consideraciones a las que me había acostumbrado, por que pensaba que poniendo de mi parte en las cuentas del mercado, de ahorrar (luz, agua, gas y teléfono), el hecho de convertirme en plomero, albañil, costurera, peluquera, señora del servicio, profesora, cocinera, etc. Me serviría para que Mario no se preocupara tanto por el poco dinero que dejaba para el gasto y así fue como me las arregle durante años para que las cosas funcionaran de maravilla en la casa y esta marchara como un relojito suizo; esa factura del “bar la Puerta” es una cachetada propinada de parte de mi esposo hacia la consideración que tuve por el dinero todos estos años. La tristeza se convirtió en rabia, rabia que creció cuando me devolví del cuarto de lavado al dormitorio a las diez de mañana y aun esta dormidote: envuelto en una aura de protección que no dejaba que lo tocara la menor de las perturbaciones; debo transformar esta rabia en calma, depende de mi controlarme y ya se como lo voy a hacer.

-Mario, Mario levántate, mire que día mas lindo esta haciendo, ¿por que no aprovechamos y salimos a algún lado?, Los muchachos salieron desde temprano ¿que tal si nos vamos algún restaurante, almorzamos y luego vamos a cine?

Y el me contesta con voz de “no quiero moverme de aquí, no me joda”:

-Mija, ¿por que no va y da una vuelta y me deja dormir un ratico?

Lo tengo a donde quería. Y en seguida le conteste:

-Bueno, esta bien pero me llevo la tarjeta de crédito, ¿vale?

Aunque lo pensó un rato, sabía que no estaba en condiciones de apelar y era más sencillo acceder a mis peticiones.

Al llegar al centro comercial, me olvide de ser abstinente y recatada en mis compras, no mas consideraciones. Me tome el atrevimiento de dejar en ceros el total del cupo que tanto cuidaba mi esposito adorado; ¡y que vivan las mujeres Jalisco no te rajes!, esto iba por todas las mujeres que están pasando por la misma situación, también por las mujeres que ya lo vivieron y no se pudieron desquitar de alguna forma y hasta por las mujeres que tendrán que vivir algún engaño de los hombres.

Ha pasado un mes y la madurez me llego de tajo, me sentí invadida de ella; siento como la calma en mis acciones y decisiones me es otorgada y la contundente sensatez que hace tiempo había esperado se aloja en mi. Hoy entendí que es por mis tres hijos y por su estabilidad emocional por que no sufran lo que yo tuve que sufrir (cuando mis padres también se separaron, por cuestiones de faldas), por ellos, por mis hijos no me quiero separar y es por mis hijos que no mando a la porra a Mario en este preciso momento; ¿quien me dice que mi matrimonio se basa únicamente en la fidelidad de Mario hacia mi y viceversa?, no, tal vez cuando nos casamos era así, pero en este momento no lo es. Hoy me levante de la cama con la clara convicción de que mis hijos son la parte mas importante de mi vida y que tal vez si estaba con Mario y si Mario estaba conmigo, era solo por brindarles a nuestros hijos la imagen de una familia, de un padre y una madre para apoyarlos en cada uno de los pasos, para que ellos puedan alcanzar sus metas, tener a su madre y padre, para levantarlos de las necesarias caídas que se necesitan para alcanzar la tan anhelada felicidad. Quiero pensar a manera de consuelo que a Mario lo visito la sensatez antes que me visitara a mi esa mañana para acompañarme a tomar el café. Pero que rápido Mario puso en practica los consejos; no se tomo el tiempo para explicarme que nuestro matrimonio ya no era mas que una cuestión de mantener la unión familia (de mantener en pie lo que la vida nos había dejado en estos veintiséis años), que de allí en adelante seriamos nada mas que amigos y que nuestro trabajo se limitaría en mantener unidos y felices a los muchachos, pero no mas, aquí no seria necesario involucrar los sentimientos, ni el placer y mucho menos mantener una obligada fidelidad, pero su descuido de no revisar sus bolsillos lo ha dejado al descubierto, no se si eso es bueno o malo a estas alturas.

Tal vez, el se enamoro de las piernas de Martha, de la cinturita de Martha de los 19 añitos de Martha y de eso muy poco queda. Todas estas bellezas empezaron a decir adiós cuando recibí un positivo del primer embarazo de sus tres hijos; no creas Mario, yo también me di cuenta lo que le sucedía a mi cuerpo y me canse de renegar, de hacer inútiles dietas y de que el espejo me dijera todos los días sin compasión, que sin unos cuantos milloncitos nada que hacer; para esto no era suficiente, ni la cremita, ni el jaboncito, ni el ejercicio, todo esto no alcanzaría para devolverme a los iniciales 90-60-90 como me había conocido Mario. Y sin mas remedio y sin millones, a mis 40 años decidí dejar de preocuparme por el físico y deje mas bien que la vida me mostrara la tan escondida paciencia y la ahuyentada calma que buscaba desde mi infancia y como iba yo a saber que era el regalo que la vida me tenia, para celebrar con ella mis 40 años: recuerdo que la vida me canto el happy birthday al unisonó con la señora melancolía, la única invitada a nuestra privada fiesta de cuarenta.

Ese día le daba inicio a mi quinta década y sabia que en cada una de ellas, la vida me tenia un regalo, esta vez era la paciencia y la calma.(las cosas que nos hace falta para alcanzar el siguiente peldaño), si, la vida se asegura que estés funcional para sobrevivir los porvenires (si te falta algo, la vida se asegura en conseguírtelo, pero no te deja morir); recibí mi regalo: la paciencia y la calma envueltas en una carta perfumada, dirigida a mi marido por una tal Paola.

Si no hubiese aceptado el obsequio que la vida me entrego, tal vez hubiese corrido el riesgo de perder todo lo que he conseguido hasta el momento y exponer al fracaso la vida de mis hijos. A veces, nos portamos como niños y nos negamos a aceptar lo que la vida cree nos fortalecerá para las pruebas que se avecinan y nos negamos a recibirlas y cuando realmente necesitamos lo que nos ofrecía, le rogamos a Dios nos llene de la paz, la paciencia, la calma, la resignación y demás virtudes que en algún momento nos fueron ofrecidas y nos negamos a recibir.

La vida es generosa, aun me deja correr de prisa aunque no al ritmo de mis quince, ella me cuida y por si me caigo ella me recogerá, me curara y me consolara, así las dos iremos de la mano avanzando poco a poco. Empecé a entender todo este asunto de la vida y de sus regalos hace poco: cuando con toques, unos sutiles otros realmente estrepitosos, me hizo saber que estaba enferma, y sin comprender lo que me pasaba, me negaba a aceptar que mi cuerpo declinara y el dolor me hiciera bajar la guardia, me recriminaba el no funcionar al cien por ciento.

-¿Ahora que va hacer Martha, además de gorda y flácida también enferma?

- no entendía, por que mi caminar se apaciguaba y no aceptaba dejar tantas cosas atrás, tirar al olvido las cosas a las que estaba acostumbrada, cosas que me habían acompañado a lo largo de mi vida: como no poder correr, no podía jugar, no podía saltar, el sueño mermo, las manos temblaban. Fue duro no lo voy a negar pero por suerte en cuestión de semanas me acostumbre, ya les digo que sin calma y sin paciencia no hubiese sido posible soportar las duras batallas que soporto mi cuerpo y a los tratamientos que sobrevinieron (pero ya ven, el hombre, animal de costumbres). Fueron necesarios 46 años, para entender el significado de la vida y algunas claves para hacerla algo grata, que gano con pelear con la vida, si yo soy la única que pierdo.

Toda esa retahíla, no era para mas si no para que entiendan por lo que he tenido que pasar en los últimos años y aun así, por mas paciencia y calma que he tenido en esta situación con Mario; por que se necesita de mucha calma y de mucha paciencia para soportar en silencio toda esta realidad, sin reclamos, sin explotar y aun así, no puedo pasar por alto muchas cosas, por ejemplo, me da igual si Mario se va o sigue viviendo con nosotros, creo que esa parte ya la supere: lo realmente importante es no alterar el equilibrio, con cualquier decision que el tome. Por una parte si se va, no me volveré a enamorar de ninguna otra persona, y si se queda no le pondré un dedo encima y eso me quedo claro. Tal vez si Mario se hubiese muerto antes de enterarme de su traición llevándose a la tumba el secreto, para mi hubiese sido mejor; no por el hecho de perderlo. Mas bien ante mis ojos y mi corazón Mario seria un santo, seria considerado por la familia como el hombre que no fue capaz de traicionarme en 26 años ni siquiera con la mirada ni el pensamiento; pero me insisto, Martha hágalo por sus hijos, mire Martha que no es bueno que usted este formando algarabía con todo este cuento de cuernos, en ultimas es a usted a quien están cambiando, a la que le están poniendo los cachos; en ningún momento Mario ha hecho algo en contra de sus tres hijos, por otra parte yo se que a Santiago a Ricardito y a David, están pasando por momentos no tan favorables en cuanto al estudio y ¿si pierden el año? los problemas por resolver serian mayores, tenga paciencia Martica y pídale e Dios que las cosa se aclaren rapidito; como mujer y ser humano, lo que no puedo tolerar es que Mario me siga creyendo una tonta y que después de 3 meses que han pasado desde que encontré la prueba de su infidelidad y que me determine solamente cuando necesita una camisa lavada , planchada o para encontrar servida la mesa, por que realmente en lo corrido del año, ni un beso me ofrece; y sin olvidar que el no se ha pronunciado al respecto del cambio estrepitoso que ha tenido con migo, me conformaría con un beso de buenas noches y un estoy enfermo, pero no hay derecho que piense que aquí no pasa nada.

Paola, mirringa moronga, hoy te conoceré, hoy mis ojos te podrán ver; le aclarare a mi imaginación con hechos tu existencia. Son las doce y estoy justo detrás de la empresa donde trabaja Mario, hasta hoy no me había atrevido a salir de cacería, la cámara fotográfica y vestida con un improvisado disfraz del que solamente yo me como el cuento de pasar por el anonimato llevándolo puesto. Doce y treinta, mi cámara funcionando tal como Ricardo me la enseño a manejar y el corazoncito que se me sale del pecho, me doy cuenta que ya salen a almorzar y diez minutos mas tarde sale Mario con su corbata de moda, sombrero encintado y chupa de boda; Henry lo esperaba unos minutos antes en la puerta y ahora están hablando. Las manos me tiemblan y el enfoque del que tanto me hablo Ricardo titubea un poco o tal vez mucho; en este momento salen varias mujeres unas mas feas que otras y una de ellas se toma del gancho de Mario y otra hace lo mismo con Henry, mirringas morongas: Sin saber que son perseguidos por una disfrazada con una cámara que a duras penas puede manejarla, y que cada uno de sus pasos esta siendo grabado, llegan al restaurante,a unas dos cuadras dela empresa;el gran dilema ¿entro o no entro al restaurante? Que aprieto, pero no tengo otra opción y me decido a entrar, no se preocupen, no fui descubierta, con lo embobados que se encuentran los galanes, solo tienen ojos para las féminas que justo ahora les muestran las piernas y como no, con esas faldas que parecen bufandas y que no le tapan nada; me acomodo en una mesa algo lejos de la que comparten las parejitas de enamorados, mientras sigue grabando la cámara que ahora esta colocada estratégicamente frente a su mesa y pido un sopa para no causar alteración en la mesera que grita mas duro que todos mis hijos juntos los goles del mundial; todo sigue como si nada.

Caricia va caricia viene, tocadita aquí tocadita allá; un bocadito para ti y otro para mi. Par de desgraciados: peor que Mario, es el atolondrado del Henry, por lo menos Mario ya no tiene niños pequeños pero Henry tiene dos niños una de tres y el bebe de tan solo seis meses, mas que una traición a su esposa, esta traicionando a sus hijos, mas bien esta gastando el dinero que le pertenece a sus dos niños, en mujeres (lo digo por que gana una bicoca), bueno pero quien soy yo para criticarlo, esperemos que Adela se de cuenta y ella que si es de armas tomar. Esto me recuerda el caso de Lorena; la mundialmente famosa y heroína del feminismo, cuando en el año 1993 y cansada de ser sometida a humillaciones y maltratos, decidiera cortarle el pene a su esposo John Bobbitt. Pues déjenme decirle que el caso Lorena versus Jhohn, seria un chiste al lado del caso, Adela versus Henry.

Volvamos a lo nuestro don Mario; esos ojitos no los veía revosar de alegría hace mucho tiempo, les juro que no esperaba esto. Esta pisoteando mi matrimonio, sus manos se entrelazan y juntan sus bocas; mi paciencia y las lágrimas se contienen mientras libro una batalla para que se controlen.

El mundo se abrió en dos para Mario cuando se percato de mi presencia: sus ojos que lucían hacia solo un ínstate rebosantes de dicha, se han transformado en una mezcla de hielo y sal, no se donde termina su corbata y empieza su cara roja, un silencio pasado de incomodo a insoportable, es el mismo Mario el que lo hace añicos para preguntar: ¿hola y tu que haces aquí?,

A lo que atine a responder ¿tu que crees?, frente a sus narices me quite la peluca negra de risos que me incomodaba y ya realmente no era necesaria, la empaque en el bolso y allí también deje la cámara, las morongas se miraban sin entender lo que pasaba, no me diga ¡ya se que usted se llama Paola! ¿y que piensa que este cretino es soltero, libre o viudo?, déjeme decirle: el es casado y tiene tres hijos, un montón de deudas y quien sabe cuantas enfermedades venéreas, y le digo una cosa señora: mejore su letra es vergonzoso que una mujer de su edad escriba tan feo y aun así se atreva a escribir cartas de amor.

Me di vuelta y salí con mi cabeza en alto y así me encontraron mis hijos mas tarde al llegar a casa; con mi carita lavadita y a cada uno le propine un abrazo rompe costillas.

Espere a Mario en la sala después de despachar a los muchachos para el cine de las nueve pm.

Al entrar don Mario, iba preparado con todas las de la ley, lo único que le falto llevar puesto fue el escudo y yelmo para enfrentarse a su supuesto enemigo que extrañamente no lo esperaba, para atacarlo en el mismo instante en que atravesare la puerta. Un rasguño en la mejilla de Mario me saludaba, me decía que Paolita se delico, no le gusto la mentira del señor casado y cual fierecilla salvaje dejo su huella.

Ahora vuelve el perro arrepentido, con sus miradas tan tiernas, con el hocico partido con el rabo entre las piernas; en este momento soy yo quien lleva la batuta y empiezo por decirle: todo esta grabado Mario, me tome el trabajo de grabar todo por que sabia que esto de aceptar su infidelidad le iba a quedar grande y no me venga con el cuento de que la tal Paola solo es una compañera de trabajo, no insulte mas mi inteligencia por favor, mire Mario le voy a dejar claro, y aprovecho que no están los muchachos, para dejar las cosas bien claras entre los dos, ya a podido notar que ni siquiera existe en mi la sombra de la mujer despechada, traicionada y humillada, no, me tome el trabajo de hacer que esa mujer desapareciera; me tome el tiempo necesario para borrarla de mi y también borre el amor que le tenia y solamente perteneció a usted por 28 años, lo borre de mi corazón y le permití al tiempo que me sanara las heridas de su traición, era necesario hacerlo, ¿de otra manera usted cree que una mujer despechada, traicionada y humillada hubiese sido capaz de ponerse al frente de su esposo y su amante a grabarlos con una cámara mientras sostienen una especie de apareamiento?

No tema Mario, no se trata de una trampa o algo que se le parezca, no, quiero decirle que no lo amo pero tampoco lo odio, ni le guardo rencor. Mi venganza ya pasó, eso fue cuando deje en ceros el cupo de la tarjeta de crédito, creo que para un hombre tacaño como lo es usted, que le metan la mano al bolsillo es más que suficiente.

Para no repetir esta conversación y para que no se ahogue en un vaso de agua; tal vez me estoy pasando de civilizada para su buen gusto pero que le vamos a hacer usted fue el que escogió este camino y por el empecé a caminar y gústeme o no me guste ya estamos aquí y no voy a permitir que usted y la tal por cual de la Paola le arrebaten la tranquilidad a mis hijos, de eso se va olvidando, si me tome el trabajo de tapar todas sus escorias todo este tiempo, créame que no es por que me sienta a gusto, ni mucho menos por que le tenga miedo o compasión. Solo lo he hecho por mantener la paz y la tranquilidad de mis tres hijos. Sabe Mario desde ¿cuando sé de su romance con la moronga?, ¿no?, ¿no lo sabe?, - pues se lo voy a decir para que entienda por todo lo que he tenido que pasar y para que entienda que estos 4 meses me han servido para planear estratégicamente hasta el mas mínimo detalle para que las cosas no estallen y vuele miérda hasta el zarzo, por que de eso no quiero ver untados a los muchachos. Cuando le digo que tengo todo planeado me refiero a que no se si usted quiera seguir viviendo en la casa o no, pero lo que quiero que entienda es que no se preocupe por mis sentimientos, pues las heridas que me propino me he encargado de curarlas en estos 4 meses y también le digo que el amor que tenia por usted se evaporo, que su traición me sirvió para darme cuenta que lo mas importante en mi vida son mis hijos y que usted es cosa del pasado, que si otra lo quiere, bien puede quedárselo, se lo entrego con moño y envuelto en papel toilette. El aspecto de Mario se asemeja a el cazador que fue casado por su presa, no creen, si le vieran la cara me dirían, si Martica, tiene razón ese man tiene cara de eso y sumándole la cara de mal-marido que ya tenia, me da como resultado unas ganas machas de mandarlo a la mismísima porra, pero me las aguanto por que aun no he acabado de finiquitar los detalles aquellos de que si se queda.

-ni crea que vamos a seguir comportándonos como marido y mujer, no señor.

Mire Mario las cosas son así, los muchachos no tienen la culpa de todo lo que esta pasando y por ellos, si me toca seguir actuando como esposos lo hago. No me interesa saber que la moronga lo dejó, porque se le cayo su cuartada de hombre honesto y que no lo quiera volver a ver, lo único que quiero saber para ponerle punto final a este tema, ¿es que opina de mi propuesta?

Han pasado cinco meses desde el día del ultimátum inquisidor en el que puse a Mario; las cosas marchan de maravilla según mi plan. Los muchachos cada uno en sus cosas y Mario y yo resultamos tan buenos actores que Angelina y Brad Pitt, pagarían para que les diéramos clases de actuación.

Siempre me caracterice por ser un poco despistada y confiada, ¿se acuerdan de la cámara con la que capte el loco video de Mario con la fulana aquella?, ¿el día en que me disfrace con la peluca y las gafas oscuras?, ¿si se acuerdan?, pues David y Ricardo son aficionados a filmar cuanto bicho, encuentren caminando en el parque y adivinen que?, pues que yo no me acorde de borrar la evidencia de la infidelidad de Mario y mientras revisaban el video de unos bichos retorciéndose en el barro, se encontraron con otros dos bichos retorciéndose de felicidad mientras se besaban en un restaurante, frente a su amigo Henry que hacia lo mismo que el padre de ellos y a que no se imaginan la sorpresa que este par de muchachos nos tenían preparada a la hora de la cena familiar. Digamos que el postre de la cena no era otro que ver rodar en el televisor de la sala las imágenes de una película que ya era para Mario y para mi conocidísimas, el único sorprendido era Santiago, que tuvo que dejar de masticar para centrar toda la atención a lo que sus ojos no daban crédito, con la boca llena se le pudo entender a medias, e impávido navido.

-¿me pueden explicar que es eso?-

Con una mirada Mario me reprochó, se puso de pie y se encerró en el cuarto, eso fue lo mas difícil de mi corta carrera como actriz, la popularidad, sentir todas las miradas sobre mi, miradas que esperaban una explicación, que ni siquiera un imprevisto baile de tap lograría sacarme del apuro; no, mis hijos necesitaban una explicación y de alguna parte saque fuerza para hacerlo; lo primero que se me ocurrió fue pedirle a David que parara el video y por ahí mismo aclarar la voz: muchachos, ya ustedes están grandes y son bastante inteligentes para entender que su papá y yo no estamos del todo bien. Que el video es la prueba de su infidelidad y su amigo Henry su compadre es su Celestina como lo pudieron observar. Silencio y más silencio ¿quien seria el valiente que tuviera la fuerza de romperlo?, las características de mis hijos son diferentes: esa fragilidad que sostiene las emociones de David hacen que sean sus lagrimas las que le delaten su tristeza; Ricardo un poco melancólico deja que su mirada se pierda en un punto fijo, sin permitirse parpadear se sumerge en el silencio; Santiago es el mas enérgico y me frunce el ceño para volver a preguntar con su mirada ¿que pasa mamá? y sin aplazar lo inevitable; tome la mano de Santiago, baje la mirada: les pedí perdonaran a su padre como lo había hecho yo y que por favor entendieran que como humanos nos equivocábamos y su padre no era la excepción, el amor por sus hijos en este momento era mas grande que el amor por que nos teníamos como pareja y en un gran esfuerzo nos confabulamos para mantener unida a la familia, por que yo no era capaz de quitarles el amor de su padre y a Mario el amor de sus hijos.

y nos dieron las diez y las once, las doce; lloramos y reímos y hasta que los despaché con el típico, bueno vamos a dormir que mañana hay que madrugar; se acostaron y yo me quede en el mismo sofá de sala a contemplar la foto de bodas de plata; pero no para seguir admirando al Mario amante y embelesador, sino mas bien al Mario amigo mío, al hombre con el cual la vida me dio la oportunidad de compartir mis genes y hacer realidad mi deseo de ser madre de tres maravillosas personas, que me dejaron pasmada cuando a la mañana siguiente se levantaron como de costumbre y al compartir la mesa con Mario no se escucharon reproches, sus miradas carecían de rencor; indicios de que mis hijos habían madurado y hoy, mi esfuerzo por criar buenos hombres daban su fruto.

Por mi parte que les puedo decir, Mario y yo seguimos con nuestras vidas conviviendo en la misma casa, sin ataduras, sin juramentos, sin compartir cobijas ni cuarto, pero conservamos una amistad de 26 años que no tiene precio, seguimos con las rutinas al frente nuestro; él sin Paola, quien nunca le perdono que le ocultara que era casado y yo aparentando ser fuerte; a quien quiero engañar, sin el soy como el mar sin la sal, como la noche sin luna, como la primavera sin fruto y debo seguir siendo fuerte y vivir junto a el, pero sin el.

Bogotá; lunes 21 de junio de 2010

Myriam Stella Serrano R.

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