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1/27/2011



VACACIONES POR LA VIDA.


Fue una noche de invierno, llovía y el frio del ambiente penetro en mi alma, arrastrada por la calle me tiro del pelo, una y dos patadas me hicieron saber que el amor se había marchado mas rápido de lo que esperaba.

Me entro a la casa, en medio de un alboroto: a la casa que el compro con el sudor de la frente, así me decía, cada día de los dos años que vivimos en ella; asustada entré al baño, escapando de los efectos secundarios que el trago le producía. Gritos y destrozos, se escuchaban al otro lado de la puerta rota, victima esta también de su última arremetida de celos la semana anterior.

Fruncí el ceño, en honor al fuerte dolor que me producían las escarlatas regadas sobre mi piel, tres o cuatro chichones enardecidos y demás contusiones que me dejaron coja y caminando a brincos y saltos; esta vez no fue como las otras veces, esperaba a que las cosas se calmaran (unos 15 minutos a lo sumo) y al salir, me encontraba con una pantera transformado en gatito maullador y meloso pidiendo perdón,.. Miau y ronroneando mimos obscenos.

No, esta vez no fue así, cuando me atreví a asomar mi inflamada nariz, a través de una pequeña margen, que trace entre la puerta y mi asustada presencia; pude comprobar que el, ya no estaba. Se había ido, con gran esfuerzo, recordé la ultima frase que gimió cuando cesó el alboroto, “hay putas mejores”.

Gloria, mi amiga la rebelde o irreverente, como le quieran decir, me dijo un día al verme jodida y sin un peso: mas pendeja usted, sin tener chinos todavía, bonita y con esas piernotas, que hace aguantando humillaciones gratis, de ese man. Haga como yo, bien parqueada hace plata china.

El celular, es mi memoria social, me recuerda el teléfono de Gloria, quien aunque un poco envolatada me atiende de inmediato: el grito de soledad, que la distancia no puede ocultar, -otra vez ese man le pego-

-«coja un taxi lo pago aquí, no se preocupe por nada, esta noche se queda conmigo»-.

Mis pertenencias, caben, y sobra campo en la maleta que compro Jaime para las vacaciones, a Melgar: “ojala no la extrañe”.

Gloria Zapata, se presento una tarde vendiendo esmaltes, champús, y otras cositas de coquetería, puerta a puerta: los precios eran realmente económicos y los podía pagar semanalmente, y así fue como semanalmente, Gloria, entraba a mi casa, perdón, “a la casa de Jaime”. Y tomando tinto, nos hicimos amigas.

Para el centro, le contesto al taxista, que me pregunta, para donde me dirijo:

-¿para el centro?, ¿a esta hora?, señora-, aunque sorprendido, encamina su taxi, por la avenida caracas, sin mucho transito, ni mucho afán.

Fumando a bocanadas y asomada por la ventana de un edificio, de la 13 con caracas: gastado por el uso y el abuso, se encontraba Gloria

-«china no timbre que el citófono esta dañado ya bajo»-, vocifera Gloria, sin temor a despertar al que este dormido. Así es Gloria, sin miedo al que dirán y menos al que pensara la gente si hago esto o aquello.

Sin hacer reproches, sin preguntas odiosas, sin miradas de lastima, sin más, ni más, me hace un espacio, en la apretada pieza, que comparte: con Elsa y Leticia.

-Ayúdeme a bajar el colchón-, es todo lo que me pide que haga, mientras me cuenta, que las muchachas llegan a eso de 6 AM.

-Esta semana no he podido trabajar, por eso quiero que me llegue rápido la menopausia.-

Lo dice, riendo a carcajadas como lo hace siempre que quiere levantarme el ánimo y hoy más que nunca sabe que lo necesito.

-No se hasta cuando pueda aguantar sin plata- : me sincere con Gloria, -no quiero abusar, cuando empiece a estorbar, me dice, yo entenderé-;

Y ella me contesto -ni lo uno ni lo otro, no le voy a dar la espalda en este momento, usted me conoce, para hacerle un desplante, no le hubiera dicho que viniera, usted de ahora en adelante, es mi invitada.

Los nuevos sonidos de la noche me alejaron el sueño, las sirenas de las ambulancias y las patrullas de policía, al unísono, me explicaban que la tranquilidad no reinaba en la zona, los balazos y los gritos me lo confirmaban.

Las últimas palabras de Jaime, me tienen rayada la cabeza.

Si... Por tanto tiempo aguante sus maltratos y palabrotas, únicamente fue por que pensé que me era fiel. Me encuentro desilusionada y con asco. Jaime no fue mi único novio, pero si al único que me entregue sin condiciones, por que lo amaba y pensé que el sentía lo mismo por mi. Sus celos corrosivos lo llevaban a pensar, que todas las mujeres somos iguales a las que frecuenta, pienso en las posibles enfermedades que me trasmitieron, sin saber que debía cuidarme.

Gloria, se arregla para salir: llena de colores, mientras toma un trago directamente de la botella, la observo, colgarse una tras otra las 10 pulseras, que decoran sus manos, mientras me explica.

- con tan poquita ropa el trago me ayuda bastante a combatir el frío, yo se que usted es una china decente, y a pesar de conocer en lo que trabajo, me sigue aceptando como amiga, de esas muy pocas conozco, por no decir que la única, eso en este mundo si que vale,… vale oro-.

Ahora Gloria, Se ve distinta: los tacones la igualan a mi estatura, estilizando sus piernas, enrolladas en mallas negras; la diminuta falda licrada hace juego con el top que apenas cubre lo necesario.

– la mercancía se deja ver, sin exceder para que se venda; si se deja ver todo ya nadie la compra- cuando me dice esto, recuerdo, el día que la conocí, como vendedora y que distinta se ve.

Masticando, un chicle para ocultar el olor a licor y cigarrillo, me hace reír, no por lo que dice sino como lo dice. Transformada, como nunca la había visto, corre presurosa a la ventana, para gritarle a las muchachas que la esperaban abajo, -no timbren que el citófono esta dañado-, sale corriendo, a tientas, buscando, la oscura escalera, mientras me dice - no me cierre la puerta que me voy a votes; se robaron otra vez el bombillo-, insultos y malas palabras, la acompañan de bajada.

Las madrugadas son recias en el reducido apartamento; son las 4 y 30 am: la primera que llego esta vez, fue Leticia, ni la sombra de como salio a eso de 5:30 pm de ayer, hoy esta, mas borracha que la madrugada anterior, aun con la botella en la mano, ¿no entiendo como hace para subir las escaleras, sin hacerse daño?, se tira en una de las tres camas (en la de Elsa); aunque ayer durmió en la cama de Gloria, mas tarde cuando llegue Elsa, le recriminara de una manera no muy decente, del por que, ocupa la cama que no le corresponde; todo esto, se me esta convirtiendo en rutina. Solo observo, ni una palabra, ni un gesto, ni una burla… ¡creo que les tengo miedo!

Quince minutos mas tarde llego Gloria, mientras abre la puerta, me levanto y prendo la estufa: -le preparé un caldo con papas por que pensé que lo necesitaría, con este frio-; llorando me cuenta los abusos, que los clientes cometieron contra ella esa noche; y un nudo en la garganta me presiona tan fuerte que ni siquiera puedo llorar, me toma de la mano, mientras me dice - gracias por el caldito, hace años, nadie se preocupaba por que comiera algo y menos que lo preparara y me lo sirviera-. Con estas palabras, si pude llorar.

Son las 2 pm, recién levantada Gloria le pregunta a Leticia, si sabe algo de Elsa. Con el maquillaje regado por toda la cara y tratando de deshacerse de las rasgadas medias, pesadamente le contesta Leticia,

-emproblemada como siempre me imagino, cada vez consume mas y mas drogas, y no tiene como pagarlas.

Los olores acumulados y el calor, me producen mareo, es como una especie de sauna y no me permiten abrir las ventanas y menos bajar las pesadas cobijas que las cubren por completo la ventana, las utilizan para alejar la luz que tanto incomoda para dormir; la única vez que intente bajar la cobija de la ventana, Leticia exasperada y con un marcado acento paisa, me dijo -toda la verraca noche aguantando frío, no jodas que va a abrir las ventanas»-, créanme, que nunca mas, intentare llevarle la contraria, seria contraproducente para mi salud.

A las tres de la tarde del mismo dia, sonó el celular de Gloria, de un salto corrió a la cocina, allí, nos encontrábamos con Leticia, le oímos decir,

-a donde la tienen, de inmediato salgo para allá, póngase un pantalón-, le dice apresurada, Gloria a Leticia,

__nos vamos voladas, a Elsa la mataron anoche y la tienen allí, en la morgue-, Leticia, sin una gota de apuro le contesta a Gloria, -ya para que vamos, estuviera en el hospital hasta iría, pero ya pa que-.

- yo estoy lista, Gloria, si quiere, la acompaño-, tome unos documentos de Elsa, que estaban en la mesa de noche, por si los necesitamos.

- gracias mí hija. Es la primera vez que Gloria no me dice china, el mija lo sentí más cercano, y me gusto.

La recepción de la morgue; nunca antes había estado allí, había pasado por el frente en el Transmilenio, y me causaba una enorme pena, ver parqueados los carros y ver entrar gente aquí; sentada cómodamente en el bus, pensaba y suponía, la indescriptible pena que se siente, venir a reconocer y a recoger, a las personas que mas se quieren, pero ya sin vida.

Presurosa Gloria, sin saludar pregunta en recepción

-¿Elsa Martínez?, me dijeron que se encontraba aquí-

-Permítame un momento señora, ya le averiguo-, le contesta muy atenta y sin prisa la señorita que nos atiende, luego de chequear un listado, contesta: -Si, Elsa Martínez, se encuentra aquí, ¿usted es familiar de la señora?-

-No, soy amiga, bueno lo era hasta ayer; ella no tiene familia, pero yo me hago cargo de todo lo que se necesite-

Mientras siguen hablando y llenando formularios, me hice a un lado por que de poco o de nada sirve mi presencia, más que de acompañante de Gloria.

Un vacío en el estomago, me produce, ver la dolorosa escena: Una señora, que me recuerda a mi madre, por su aspecto de campo; con sus ojos hinchados y llorando, me doy cuenta que esta buscando información de su hija, hace ya cinco días, no sabe nada de ella (lo ultimo que supo, fue el día sábado que la vio salir a trabajar).

En el pueblo, todos piensan que estoy bien, que mi esposo es un caballero y no paso trabajos; quiero que sigan pensando como hasta ahora, ¿para que hacer sufrir a mis viejitos?, ellos no pueden hacer nada, por ahora; a la final yo me busque el problema y yo solita tendré que salir de el.

“Medicina Legal”: Tantas lagrimas y sufrimientos, quedaron pegadas en sus paredes; si estuviera en mis manos rebautizarlo, yo le nombraría, museo del común sufrimiento urbano; su ubicación es imparcial: Centro de la ciudad, ricos y pobres tienen acceso a el, sin distinción de clase sociales, raza, religión, educación, valores, ni edad.

-cuatro balazos, acabaron con la vida de Elsa-, comenta Gloria a Leticia, mientras se transforman para una nueva faena. La vida sigue, y las cuentas no dan espera.

El día del entierro de Elsa, en el cementerio central, las cosas se tornaron un tanto desagradables: el cielo lloraba enardecido, mojando el humilde ataúd y esas fueron las únicas lágrimas derramadas por Elsa. Mientras sonaba la canción favorita de Elsa: “nadie es eterno en el mundo”, al unísono entonada por los asistentes y una grabadora; un traguito para Elsa, grita una mujer, mientras cantaba; volteaba la botella de aguardiente regando un poco del contenido, sobre la mármolizada cara de la difunta.

Un hombre entrega el celular con cámara a la mujer de la botella, - esta lista para tomar una foto-, aprieta su cara junto a la del cadáver, justo en ese momento, un mal movimiento hace que el ataúd se rompa, todo es confusión y convulsión, el impulso del cuerpo cae contra uno de los charcos de barro dejando ver los cuatro balazos que segaron su vida, y el evidente olor a cadáver fresco no espero para atacar el asco por la muerte de todos nosotros. Que acabe pronto le pido a Dios, cobijándome de la lluvia con un plástico que guardaba en mi bolso.

El tiempo me acorrala, el tiempo gime, se atropella en las húmedas y frías paredes de la habitación, se nota mi disgusto: no con Leticia y mucho menos con Gloria de quien recibo lo mejor en lo escaso de sus posibilidades, la rutina y la desocupación me toman presa y se nota en mi cara por lo que me doy cuenta.

-Deje esa cara mamita, ¿o es que esta aburrida con nosotras?- esa manera de expresarse Leticia me recuerda al río del pueblo, del mismo rio donde mi madre lavaba las ropas: cuando se embravecía, solo mirarlo y escucharlo, hacia que me corriera un escalofrió.

-Claro que no, pero me gustaría salir a des aburrirme, desde el entierro de Elsa no he salido-, le explique, sin mirarla para no acabar de enloquecerla.

A lo que me contesta Leticia, por que créanme que ella le tiene una respuesta a cualquier cosa y no cualquier respuesta , una respuesta explosiva o como en este caso no esperada, -Pues haber si encuentras que hacer para no aburrirte, quince días cocinando es para enloquecerse, querida-.

-Déjela ya, ¿o es que le esta pidiendo algo?-, le dice Gloria sin miedo y buscándole los ojos para ya callarla de una sola vez.

-Estamos esperando una razón de trabajo de mi primo, en una fabrica, pero no ha salido con nada-, le explica Gloria a Leticia.

-¿Trabajo de que?, ¿que estudiaste vos?, - me pregunta riendo Leticia, mas bien burlándose. Prefiero no contestarle, por que realmente esta vez me han calado sus palabras en la conciencia que creí dormida: cuando cursaba octavo, en el colegio del pueblo, mi madre fue azotada por fríos y fiebres reumáticas, obligándola a abandonar sus ocupaciones y oficios domésticos, sin tener a quien mas recurrir, decidí abandonar mis estudios y dedicarme a cuidar de mi madre, encargarme de la casa y cocinar para 30 jornaleros, que contrataba mi padre para la siembra y la cosecha; aunque fue una noble causa el abandono de mis estudio, en este momento no deja de pesarme y atormentar mi vida laboral.

-Saldré a conseguir el periódico, y unas hojas de vida-, todavía Leticia se esta riendo y termina por noquearme con el siguiente comentario:

-¿Para ganarte una miseria trabajando de sirvienta, que es de lo único que vas a conseguir?- otra bofetada que la vida me hizo llegar através de Leticia. Cogí mi bolso dispuesta a salir, pues no estaba dispuesta a recibir otra por el momento

-espéreme, necesito comprar unas pendejadas- Gloria sabe que no tengo un peso, ni la fuerza de pararme en una esquina para ganarme la vida igual que ellas, por eso me acompaña, por las supuestas hojas de vida y el periódico.

_pues al son de paseo, caminen yo también las acompaño-, se nos pegó, yo escapando por un rato de Leticia, pero, ¿como le digo que no?, es imposible.

El sol recorre, busca y encuentra, pone ante mis ojos atributos y defectos que antes no había visto en la oscuridad del cuarto y bajo la pesada capa de maquillaje, con que decoran sus rostros Gloria y Leticia, el brillo de los ojos verdes de Leticia al igual que las minúsculas pecas sobre la nariz, la hacen parecer mas joven e inocente; no ocurre lo mismo con Gloria, al fruncir el seño, se evidencian las primeras arrugas ramificadas bajos sus ojos y a lo largo de la frente.

Las miradas acompañadas de susurros, son una novedad para mi, hoy me siento examinada y por que no, manoseada por cuanto ojo encuentro a mi paso, hombres y mujeres de todas las edades y condiciones sociales, que se pasean en el centro comercial al que hemos acudido en busca de distracción: ahora se como se sienten los payasos en el circo o tal vez los animales del zoológico, con la diferencia que nadie me ha pagado por ver, para reírse de mi, para cuchichear de nosotras o con un gesto decir que no somos aprobadas.

-!que sandalias tan bonitas¡

- frente a una de las vitrinas de costosos zapatos: las tres como unas niñas observando un chocolate, antojadas; en ese momento pensé, que no había sido tan mala idea salir en compañía de ellas, pude ver en Leticia, algo que estaba mas escondidas que las recién descubiertas pecas y arrugas, era una sonrisa inocente que dejaba ver sus blancos dientes; la festiva cara de Leticia, lucia esta vez una risa sin ironía, ni el acostumbrado sarcasmo que destilaba en cada conversación.

-Preguntemos cuanto cuestan-, presurosa corrió dentro del almacén.

-¿en 37, tiene en dorado?-, eran realmente costosas y hermosas, mientras se acomodaban en la larga silla acolchonada, para probárselas, se acerco una señora con una niña, próxima a celebrar su fiesta de 15 años: para el evento, necesitaba por lo que explicaron a la vendedora un par de las misma sandalias, en voz baja comento la señora en forma de chiste, -pero doradas no, las putas son las únicas que usan dorado-.

Al igual que los murciélagos y demás animales nocturnos, el sentido del oído se había agudizado en Gloria Y Leticia, no importando que tan bajo se había hecho el comentario, ellas lo pudieron escuchar perfectamente. La veloz Leticia, tomo por el teñido y maltratado cabello a la mujer, para gritarle cerca, muy cerca al oído:

-¡¿con que derecho viene a burlarse de nosotras?, le voy a enseñar que de mi, nadie se burla y menos una vieja elitista y amargada!-.

Mientras le gritaba Leticia a la mujer, -Señora ¿que culpa tiene el mundo, que su marido nos prefiera a nosotras?, ¿que usted no le de lo que el busca?, ¿que lo que el quiere lo encuentra pagando, para tenerlo con nosotras?

- gritos, groserías y lagrimas se apoderaron del lugar, con mucho esfuerzo, pudimos rescatar a la mujer de las manos de Leticia.

-Quien es usted para cuestionar la vida de los demás, no sabe cuanto sufrimos y lloramos para ganarnos la vida-, la mujer parecía no entender de que se trataba y con quien se había metido; pensaba tal vez que la plata y el poder que poseía, la hacían inmortal y ajena a todo peligro; ni siquiera las lagrimas de su hija, la quinceañera, fueron suficientes para que se alejara de lo que ya era imposible terminar sin que alguien saliera herido.

No, la mujer siguió ofendiendo y atizando el fuego que a estas alturas era calcinante y desproporcionado, las ultimas palabras que recuerdo haber escuchado de la mujer fueron: «aténganse a las consecuencias, ni siquiera saben quien soy yo»

Muy tarde fue cuando quiso decir quien era, por que, en ese preciso momento, la mano de Leticia, clavaba una y otra vez, una navaja en su vientre.

-La voy a dejar bien muñequita, le voy a hacer un favor a la humanidad, borrándola del mapa, vieja greñuda-.

Media hora mas tarde, éramos conducidas en una patrulla de la policía a la estación, y media hora después uno de los oficiales paso a la celda a informarnos:

-Acaban de informarnos que la mujer murió, era la esposa del capitán Benavides, se les va ha ir hondo-.

Los testimonios de las vendedoras y demás clientes, hicieron posible, que Gloria y yo saliéramos al día siguiente: totalmente incomunicadas de Leticia, nunca más nos dejarían verla. Una bomba de tiempo, que en cualquier momento estallaría; un camicace de la sociedad, esa era Leticia.

-¿Como le fue con las hojas de vida?- me pregunta Gloria, como si no supiera.

-Mal, cuando estoy de buenas, me la reciben a regaña dientes, ponen problema hasta por no tener teléfono fijo, ¿y usted que esta haciendo?-, le pregunto a Gloria mientras raspo el fondo de la olla del arroz fría, pues no había comido en todo el día.

-Recogiendo las cosas de las muchachas, mañana llegan dos nuevas compañeras-., me contesta Gloria, sin apartar los ojos de la pila de minifaldas y camisetas que recolecta.

-Gloria me da pena, usted dirá que soy ave del mal Aguero, desde que estoy aquí han pasado tantas cosas malas-.

-No se preocupe, precisamente hoy hice inventario de compañeras de cuarto y desde que vivo aquí: he llevado al cementerio a cuatro; he dejado en el hospital a seis; a la cárcel dos. Sin contar, a las que los clientes se enamoran y se las llevan a vivir, tipos de todas las clases, y no me quiero acordar de las que me sacan cuchillo por que les cobro la parte del arriendo. En esta vida, es el pan de cada día, que culpa va a tener usted de eso-.

Ahora se ríe y me pregunta -¿le gustan estas sandalias?-, sacudiéndolas por las cuerdas, -si adivina de quien eran, se las regalo-, es como un gato que busca el juego para distraerse.

-tiene dos oportunidades-, la inteligencia irónica que posee Gloria, la mantiene viva, en la dura vida que eligió.

Anoche mi madre recorrió mis sueños, sostuvo fuerte mi mano, me entrego una triste mirada y una larga sonrisa, acariciando mi frente, por largo tiempo. Las lágrimas me despertaron bañada en sudor y la leve sospecha de que las cosas no estaban del todo bien en el pueblo.

Ese mismo día, a las tres de la tarde me despedí de Gloria en el terminal de transportes, Gloria, generosamente y al verme tan ansiosa luego que le comente el sueño de la noche anterior, me ofreció unos cuantos pesos y me dijo, -si quiere darse una vuelta al pueblo y ver como están sus viejos, vamos y compramos el pasaje-. Llorando me despedí, sin saber como decir adiós y darle las gracias a todos los favores recibidos.

-No sea pendeja, no llore, yo la voy a estar esperando si quiere regresar, eso si, le recomiendo, cuando vuelva, me trae frutas, quesos. !ah¡, y me saluda a sus papás-.

-Claro que si; la llamo cuando llegue-, le conteste, mientras me secaba las lagrimas.

Un vistazo al campo y al resplandor del cielo claro sin humo, un fuerte olor a vegetación, son parte de sentirme de nuevo en mi casa, al lado de mis padres me hacen sentir liviana, como hacia mucho tiempo no me sentía, me he quitado un peso de encima. En la noche, mi padre conduce la conversación por un destino que no esperaba.

_ Mija, ya es hora de que usted se haga cargo de la finca_ ; mientras me lo dice, veo en sus ojos cansados, que no tengo otra opción. Las agotadas manos de mi padre, sujetan las mías: son dos tímidas alondras anidadas en las fuertes ramas de un roble.

_ Su mamá y yo, somos dos viejos que no tenemos ni la fuerza y mucho menos las ganas de mantener la finca como se debe, a sus hermanos nos los arrebataron las balas políticas y usted es lo único que nos queda_ ; hablando hasta el amanecer me fue entregando las riendas de la finca y por que no, de sus vidas.

La cobardía se ha borrado de mi, desapareció por completo y el amanecer me ha devuelto las ganas de ser alguien nuevamente; de seguir adelante, de encontrarme con migo misma. Me costó caro, (vivir al lado de Jaime: los golpes físicos y emocionales, que de el recibí, hicieron en mi una mejor persona y así, valorar lo que tenia antes de marcharme a la ciudad; también me sirvieron las recientes vacaciones por la dura vida que debe pasar Gloria, para sobrevivir). Pero valió la pena, ahora cada cosa tiene su valor: mis padres, la tierra, el trabajo y hasta el aire puro del campo; se, que si puedo, y quiero vivir; estas serán mi motor de aquí en adelante.

Hace dos meses de mi viaje y llamare a gloria, ya hace quince días no se nada de ella,

-Hola Gloria ¿como esta?, mañana llevare la cosecha a Bogotá, ya esta vendida-,

-¿Esta enferma o es que me parece?-

-De eso hablamos aquí, me trae frutas, ya sabe-, me dijo Gloria apesadumbrada, sin ganas de decir mucho, el entre cortado sonido de la mala señal, no disimulo su malestar.

Al dia siguiente de la llamada, estaba frente al edificio que solo dos meses atrás había sido, por decirlo de alguna manera mi hogar, los recuerdos no esperaron en llegar a mi mente y aproveche otra vez para darle gracias a Dios por darme una nueva oportunidad al lado de mis padres.

-La fiebre es muy alta, ¿Gloria, desde cuando esta así?-, le pregunto por que su estado es alarmante.

-La semana pasada empecé a sentirme mal, y la fiebre no me ha dejado salir a trabajar-

-Estoy jodida, las piernas me tiemblan cuando voy a bajar las escaleras, y usted sabe que aquí no dejan parar un bombillo-.

Para cambiar de tema me pregunta -¿Como le ha ido?-

-Bien, el campo me ha devuelto la vida y la esperanza-.

Con la risa, que es lo único que no ha cambiado en ella, me dice, _ hasta poeta se vovio en estos dos meses, el aire puro hace milagros no le parece_

Después de discutir por mas de dos horas, convencí a Gloria de ir al Hospital, me costo trabajo ayudarla a levantar, ponerla en la ducha y hasta vestirla, la larga espera en la sala de urgencias nos ayudo a ponerlos al día la una a la otra.

Los exámenes no son nada alentadores, resumió el doctor Téllez, y sin más anestesia que un suspiro, fuerte y claro nos hizo saber que era SIDA, en un estado avanzado, lo que padecía Gloria.

La fuerza que mostró a lo largo de este tiempo, desapareció por completo, una que otra lagrima corría de vez en cuando, aislada del mundo se mantuvo por algún tiempo.

_Tranquila que no esta sola, me tiene a mí_, una sonrisa se escapo como respuesta en su cansada cara, para hacerme saber que lo agradecía.

La invitación a pasar un tiempo en la finca, le cayó de sorpresa: La excusa de que el campo y el clima le ayudarían a pensar, me sirvió de pretexto para poder atender su enfermedad sin que se sintiera incomoda.

-Me da pena con sus papás, no quiero que tenga problemas por mi-, sin mirarme a la cara me decía.

-Me será de gran ayuda en la finca, necesito de alguien que lleve las cuentas de la finca, además no puedo irme dejándola sola, no estaría tranquila, cuando ya tenga fuerza y se recupere un poco se devuelve, ¿no le parece? Recojamos sus cosas y entreguemos la pieza. Así fue, como se dejo llevar, pues la fuerza no le alcanza para oponerse-.

Mi tiempo perdido quedo en el olvido, cuando respirar era mi único pasatiempo, ahora, mis días son tan productivos; el tiempo no me alcanza para tantas y tantas cosas que debo hacer; la vida me sonríe y le encuentro un sentido absoluto.

Aprecio las lecciones que en pocos días la vida me supo dar y aun más, agradezco, el no haber sido lastimada en el proceso:

Valorar mi cuerpo y protegerlo de sustancias que a la larga acabaran con mi vida; acorralándome de tal modo que sea indispensable vivir sin ellas, (vivir para ellas), Elsa recorrió el mundo de las drogas hasta llegar al abismo, para dejarnos una triste historia de muerte por consumo, enseñándonos el camino que no se debe seguir.

También aprendí, que el dinero no lo es todo en la vida; que los lujos no son la felicidad del alma, matan las virtudes, si no son manejados con sabiduría; que La libertad es la mayor posesión que tenemos al nacer.

Que la vida fácil, como muchos le llaman, a la vida de prostitución, no es fácil y las mujeres que la tienen que vivir, son seres humanos valiosos, con virtudes y defectos como los demás y que por una u otra razón deben enfrentase a ese mundo.

Recostada, sin queja alguna, hoy, murió Gloria; la humedad de su almohada me cuenta que el perdón que tramitaba con Dios, desde hace algunos días atrás, hoy le fue concedido.

Espero estar sola, para entregarse a la muerte, como en muchas otras madrugadas, con la diferencia que en esta ocasión no hubo paga. La prueba viviente, que en el infierno se puede ser bueno, se ha ido hoy; la amistad, me fue entregada através de sus actos. Gloria me enseño que solo hace falta corazón para que exista la caridad y en ella había mucho corazón.

Quien dijo que la amistad y la caridad, solo se encuentran en un salón de clases o con los compañeros de trabajo; o con la vecina puritana; o en alguna iglesia, o que se yo; cada uno de ustedes, puede decir, donde encontró a los que creen sus amigos.

Yo si, lo puedo contestar, se a ciencia cierta, que Gloria era mi amiga, mi única amiga, que se porto como tal, cuando la vida me puso a prueba, ella estuvo a mi lado. Acaso, si a ti, la vida te a puesto a prueba, ¿alguien estuvo allí para sostenerte? Si es así, el también es tu amigo, de lo contrario no le puedes seguir diciendo amigo, al que te dio la espalda o te saco el cuerpo en los momentos de dificultad.

Grandes lecciones me heredo mi amiga Gloria, quien sostuvo mi mano fuertemente para no dejarme caer en el profundo abismo en el que ella ya había caído tiempo atrás.

Hoy. Las lagrimas en mi son distintas, hoy su fuente emana del centro de mi corazón. El humilde funeral, es acompañado por algunos vecinos y conocidos que le tomaron aprecio a Gloria, en el corto tiempo que vino a vivir al pueblo; los pocos familiares que pude contactar no estaban en disposición de hacerse participes de su despedida, prefirieron aplazar lo inaplazable, como si no supieran que se muere una sola vez en la vida.

La ciudad me cobijo y me enseño. Ahora la nutro con las cosechas que generosamente la tierra nos regala. Y en retribución a los favores que recibí de ella, cada cosecha la llevo a la central de abastos.

“La vida no es una constante alegría, es saber jugar inteligentemente y con mucha sensatez las partidas que baraja para nuestro crecimiento espiritual”.

Dedicada a las personas que hacen que mi vida tenga sentido: Bercho, David y Valen.

Bogotá, diciembre de 2008, corregida mayo de 2010

Myriam Stella Serrano R.
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